domingo, 24 de julio de 2011

LA EXCELENCIA


Ser excelentes debe constituir un propósito, una meta, excelentes en la debida calidad interna, preparación laboral y profesional, en orden, sentimientos y disciplina.

El éxito y la prosperidad no están al alcance de los flojos e irresponsables, por más que parezca lo contrario en la vida debido al pillaje, al oportunismo que hay, a los bajos  valores morales. Si esas personas encuentran algo de prosperidad, puede no durarle mucho las conquista, la pierden por no saberla cuidar. El oportunismo, el egoísmo y la codicia llevan al maltrato hacia nuestros semejantes; por lo tanto, no dan buenos frutos en la vida.

La excelencia consiste en tener un alto criterio  hacia lo mejor, bueno y selecto, no permitir caer en mediocridad ni en limitaciones, pero la exigente excelencia debe comenzar por uno mismo e ir acompañada de la interna humildad ausente de arrogancia. Dar lo mejor de si con generosidad e igualmente esperar lo mejor de otras personas. Para ello hay que estimularlas, valorarlas y fortalecerlas.

La excelencia lleva a no compararse con lo pequeño y mediocre, porque “pensar es crear”. Las internas condiciones producen las buenas realidades en los resultados.


No hay comentarios:

Publicar un comentario